martes, 12 de marzo de 2013

La educación, ¿para qué?


Esta pregunta es otra de las grandes cuestiones que debemos tener claras a la hora de enfrentarnos a nuestra profesión de maestros y maestras, pero también deberían de tener clara las personas que deciden tener hijos que, a diferencia de los peluches , necesitan un tiempo importante para dedicarlo a su formación como personas, ya que la educación no es algo exclusivo de los colegios sino al contrario, los colegios deben ser un complemento a la educación en el ámbito familiar.

Al hilo de la anterior aclaración podemos indicar que la educación se debe plantear en dos vertientes una la de la adquisición de valores y otra la de conocimientos. 

Hasta hace bien poco tiempo la única educación importante parecía ser la de los conocimientos y a los alumnos y alumnas se les obligaba a adquirirlos mediante el único esfuerzo de la memoria sin ningún tipo de razonamiento y en muchas ocasiones recurriendo al lema de “la letra con sangre entra”.  Afortunadamente estos tiempos han pasado y en la docencia actual se busca el aprendizaje de las materias a través de la comprensión aunque sin descartar del todo el esfuerzo que debe exigirse a los que se forman, ya que todo logro necesita una parte de esfuerzo puesto que, como en todos los aspectos de la vida, como ejemplo un deportista que no se esfuerza entrenando, nunca llegará a conseguir meta alguna.

Este tipo de educación es quizás en la que la actitud y aptitud de los docentes sea la de mayor importancia ya que en muchos casos resulta imposible la colaboración del entorno familiar en ocasiones por desgana y otras por falta de preparación o de tiempo, además de todo esto para la gran mayoría de los padres desde Educación Infantil lo importante es que su hijo o hija lean o sumen independientemente de la relación que tenga con sus compañeros.

El período de esta formación va desde el jardín de infancia hasta la Universidad donde al final de sus estudios se les entrega a los licenciados un bonito diploma que les habilita para posteriormente convertirse en profesionales para la actividad en que han sido formados.  Debemos hacer esta precisión ya que la titulación no te hace ser un profesional puesto que tener estudios de magisterio no te convierte en maestro, ni tenerlos de Medicina o Derecho en médico o abogado.  Un maestro lo es cuando educa, un médico cuando cura y así con todas las titulaciones y profesiones, ya que a lo largo de los tiempos han existido maestros que han educado sin ningún estudio y profesionales de la salud que han curado. En este sentido no hemos de asustarnos cuando en la prensa salen publicadas noticias como la de que la empresa en España con mayor número de Titulados en Ingeniería sea McDonald, pero a nivel de camareros y vendedores, sin que por ello esto suponga un menosprecio para estos profesionales sino que por circunstancias sociales, políticas y económicas han visto truncadas sus carreras y les han impedido, esperemos que momentáneamente, convertirse en lo que su titulación les habilita.

En esta vertiente sólo me queda señalar una frase que desde pequeña he escuchado en casa:
“La cultura es aquello que te queda cuando se te olvida lo estudiado”.